Me suelo detener a pensar en las experiencias personales que nos hacen visualizar como conectamos con el universo y su capacidad para cumplir nuestros deseos, es por eso que decidí compartir al menos una de mis experiencias personales. No todas las cosas que me suceden en la vida han sido positivas, pero aunque hoy yo soy consciente que el universo conecta conmigo, no siempre fue así, una ves hace muchos años cuando yo tenia aproximadamente 20 años, conocí a un hombre que me confeso practicar el budismo, aunque hoy no recuerdo su nombre, puedo describir su apariencia, media aproximadamente un metro ochenta, de tez clara, era pelado, se notaba que se rasuraba su cabeza a sus lados, pues era pelón, tenia una barba prolijamente arreglada, y usaba unos pequeños anteojos al estilo John Lennon, pero estos eran para usar permanentemente y no eran oscuros, de contextura delgado, no llegaba a ser completamente flaco, su vestimenta era muy clásica, siempre de remeras y jeans, y debes en cuando usaba camisas, su edad aproximada en ese momento era cerca de treinta y cinco años, aunque su barba era algo canosa; de manera que cuando lo conocí no me llevaba la apariencia típica que uno esperaría de un budista, pues no llevaba túnica y demás, pues creo que eso se debería tal vez a que trabajábamos en una oficina, y tal vez los budistas no se vistan con sus trajes típicos en el trabajo, lo cierto que al principio solo nos saludábamos y debatíamos algún que otro punto de vista, en esa época yo trabajaba en un municipio en una oficina recién inaugurada que se denominaba inspección ambiental, en esta recaudábamos datos y situación del estado de las calles, luminarias y situaciones donde la municipalidad pudiera mejorar su servicios, mi función allí era desarrollar una manera de optimizar la lectura de los datos; mi amigo el budista trabaja en una oficina contigua y estaba a cargo de un área distinta a la mía y de otro departamento además; había varias oficinas más en el mismo edificio y ninguna correspondía a la misma área o sector.
Todos los que trabajábamos allí compartíamos una cocina la cual estaba al final de un pasillo, en ella solía haber unas mujeres responsables de la limpieza del lugar y de preparar cafés o cualquier bebida caliente que pudieran requerir los trabajadores, allí nos reuníamos algunos de nosotros, cuando decidíamos tomarnos un recreo, y fue allí donde comenzamos poco a poco a entrar en confianza con mi amigo, un día fui de visita a su oficina, más bien necesitaba consultar como realizar una tarea en mi PC así que golpee su puerta a lo que el me permitió pasar, cuando ingrese se encontraba sentado frente a su escritorio, observe que tenia una silla bastante cómoda para trabajar, la cual no pude evitar mencionar y felicitarlo por ella, por lo que el me contó que al él le agradaba trabajar de manera cómoda por lo que había traído su propio sillón de escritorio de su casa, y fue así como seguimos hablando sobre la cantidad de cosas que el había traído a su oficina para trabajar cómodamente, y charlando y elogiando sus buenas elecciones recordé a que había ido a su oficina, así que le comente el problema que tenía y le pedí si por favor me podía ayudar, a lo que él sin oposición y con gentileza me indico que no tendría ningún problema, así que me estaba explicando como debería realizar mi tarea, tomo un archivo cualquiera de su computadora y comenzó, de tanto trabajar con el archivo note que era una historia muy interesante sobre un pescador que trataba de movilizar sus peses desde un país lejano a otro y que no encontraba la solución a su predicamento, el cual era mantener sus peces de agua dulce vivos en el viaje, ya que por lo general solo el 50 por ciento de los que transportaba sobrevivía, el cuento era muy inspirador y la solución era simple colocarles un depredador para que siempre se mantengan activos, pues la clave esta en eso, para no dejarse morir había que estar siempre activo; luego de leer la historia, el me explico que esa historia se le enviaba una amiga budista suya, pues él también lo practicaba, a lo que yo que yo repregunté ¿la religión budista? fue allí que me aclaro que no era una religión si no una forma de vida, al notar mi interés me indico que si yo quería saber más él tenia muchos archivos que me podría pasar para que yo leyera, por lo que le agradecí muchísimo.
Conociendo el poder de la ley de atracciónY así paso el tiempo y continué charlando con él sobre todo este nuevo conocimiento y con el tiempo supe que era un mantra y que había distintos tipos de ideologías budistas, que el mantra que el utilizaba era NAM MIOJO RENGE KIO, que este se recitaba mirando la salida del sol, es decir al este y que nuestra alma se comunicaba con el universo que era como un espejo de bronce esperando a ser pulido para poder reflejar nuestros pensamientos, allí fue cuando mi insípida idea de la conexión con el universo comenzó a desarrollarse, por lo que un día decidí poner en practica todo lo aprendido. Ya había pasado casi un año desde aquel día que había comenzado a trabajar en esa oficina, así que un día, decidí sentarme solo en el suelo de mi casa, me coloque mirando hacía el este, y comencé a recitar NAM MIOJO RENGE KIO una y otra vez, y así hasta que se transformo un sonido gutural, mientras hacía eso trataba de enfocar mis ideas y mis deseos para transmitirlas al universo, pero no solo se disparaban las buenas ideas, también las malas, alimentadas por mis miedos a que no pudieran cumplirse, para esto la solución era mantener las manos cruzadas y cuando los miedos me invadieran debía apretar la uña de mi dedo pulgar izquierdo contra la cutícula de mi dedo pulgar derecho, de manera que el dolor fuera más grande que mis pensamientos de temor, a partir de allí todos los días practiqué y trate de enfocarme en una idea, una sola, la cual decidí que fuera mi economía, más precisamente ganar 5000 pesos de sueldo mensual a partir o dentro de tres años, y continué por algún tiempo más practicando, pero al ver que mis miedos no desaparecían decidí no continuar con las practicas o más bien suspenderlas; en ese entonces en mi país el dólar estaba igualado a la moneda local, por lo que ganar 1200 dólares era como estar muy bien pago, así que mi pedido podía sonar muy pretencioso, pero en ese entonces creía que a mayor sueldo mayor felicidad obtendría.
Con el tiempo mi amigo dejo de trabajar en la oficina que ocupaba y lo trasladaron a otro lugar, yo mucho después también cambie de puesto y de oficina, para algún momento después también dejar de trabajar en la municipalidad, pero con el correr del tiempo comencé a buscar trabajo, la economía de mi país fue fluctuando y después de ir de un trabajo a otro, logre que me contrataran permanentemente en uno, al llegar el plazo de los tres años llego el día que asombrosamente comencé a ganar 5000 pesos mensuales, pero entonces no me asombre, es más ni me acordaba del budismo, ni sus enseñanzas, ni de mis pedidos, ni nada de nada, pero un día volví a cruzarme con mi amigo, aquél que me había explicado alguna vez toda esa forma de vivir distinta a todo lo que conocía hasta el momento; allí estábamos ambos charlando sobre nuestras cosas, cuando me pregunto si aun practicaba algo de lo que me enseño, a lo que obviamente le conteste que no, ya no y era por que no podía manejar mis miedos, entonces puso su mano en mi hombro y con vos pausada dijo "una ves que te iniciaste solo es cuestión de tiempo para que comprendas, no te preocupes", y esa idea se quedo grabada en mi mente por varios días, hasta que un día recordé que alguna vez yo estuve sentado en el suelo de mi casa, mirando hacia el este pidiendo al universo que dentro de tres años me diera la posibilidad de tener un trabajo donde ganara 5000 pesos mensuales.
¿Y tú que opinas?
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